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Desde que llegamos no ha parado de llover…cada dia las calles se inundan mas, y aquellos lugares por los que caminabamos y el agua nos llegaban a los tobillos, ahora nos llega a las rodillas…negocios han cerrado inundados, en el campo decenas de familia han perdido sus cosechas de arroz, el transporte de las motos y tuk tuks es precario cuando en cada momento el agua puede dañar el vehiculo o en el peor de los casos arrastarlos en la corriente … Pero toda esta adversidad no es suficiente para que la gente en Cambodia pierda su sonrisa. 

Parados en una glorieta,vimos a decenas de familias traer a sus niños preparados con icopor, sin ropita o en traje de baño a las calles inundadas para que disfrutaran del agua. Mientras nadaban y saltaban el señor de los helados empujaba su carrito, los dueños de las motos paraban en medio de la calle a lavar sus naves motorizadas, una familia de campesinos aprovechaba el agua para que las vacas se dieran un buen baño… Una niña nos dijo que a pesar de todo que buena suerte es salir a la calle y tener el mar al frente de su casa por unos dias…Increible la actitud y el corazon de la gente, me di cuenta que tengo tanto que aprender…no paramos de sonreir 🙂